Los trastornos somatomorfos son aquellos que se caracterizan por la presencia de un conjunto de síntomas físicos que parecieran ser provocados por el padecimiento en el paciente de una enfermedad. Sin embargo, una vez realizada la exploración médica, no existe un hallazgo patológico para los síntomas presentados por el paciente. Algunos estudios sugieren que el origen del trastorno es mental, pero los pacientes no presentan síntomas psicológicos, sino físicos.
El padecimiento de los trastornos somatomorfos, puede ocurrir en cualquier etapa de la vida. La prevalencia de la población europea en general se estima entre un 13% y un 18%, mientras que, en los EEUU, se ha estimado entre el 5% y 7%, y en América Latina la prevalencia es mucho más elevada en comparación con los valores reportados en los Estados Unidos. El trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres, reportándose así un hombre por cada diez mujeres.
La diferencia marcada entre el padecimiento entre géneros, se puede deber a la indiferencia de los hombres ante la presencia de alguna manifestación de dolor físico y su resistencia a acudir a tratamiento médico. Se estima que las mujeres de color con bajo nivel de educación son más propensas a presentar los trastornos somatomorfos. En la población menor de 18 años, se evidencia que semanalmente, al menos el 25% se queja de uno o varios síntomas físicos sin presencia de una enfermedad, y que dicha situación interfiere significativamente en sus actividades diarias.
En pacientes con trastornos somatomorfos, es frecuente la insistencia de que el padecimiento de sus síntomas físicos que afectan su salud, es debido a algún tipo de enfermedad, conducta que es reforzada por el apoyo de sus familiares, a pesar de la existencia de evidencia médica que permite demostrar lo contrario. Frente a esta situación, el personal de salud que atiende estos casos debe contar con los conocimientos necesarios que les permitan afrontar esta realidad del paciente y sus familiares.
Los psicólogos son profesionales de la salud que estudian el comportamiento humano, los procesos mentales, las sensaciones y cómo las personas se relacionan con su entorno. Algunos de sus roles comprenden las actitudes y destrezas para manejar teorías pertinentes, evaluar y diagnosticar, el dominio de conocimiento, o investigar y evaluar de manera educada intervenciones propias de otros colegas.
El conocimiento de los psicólogos de los abordajes psicoterapéuticos y más específicamente de las terapias cognitivo-conductuales es fundamental para el abordaje de pacientes con trastornos somatomorfos, debido a su demostrada eficacia en el tratamiento de este tipo de trastorno en comparación a otros tratamientos como el farmacológico u otras terapias. Esta permite realizar una identificación y cambio de comportamiento y pensamiento que los alejan de la normalidad, reduciendo la cantidad de síntomas que no tienen una explicación médica, la disfuncionalidad y el estrés psicológico.
En el desarrollo de la terapia se pueden usar algunas técnicas como la relajación y educación de la enfermedad, afrontamiento y manejo de la expresión emocional, solución de problemas, las cuales contribuyen no solo al mejoramiento de los síntomas físicos y psicológicos que afectan al paciente, sino también a una reducción importante de los gastos médicos que trae consigo el padecimiento de los trastornos somatomorfos.
Algunas investigaciones han demostrado la eficacia de las terapias cognitivo-conductuales sobre los síntomas que no tienen explicaciones médicas, como la dismorfofobia, dolor en el pecho, hipocondría, estrés, ansiedad, depresión y fatiga crónica. Así como, en el incremento de la funcionalidad social y física, y reducción de molestias físicas. Es preciso resaltar que las terapias no solo muestran mejorías en el paciente y en la reducción de los gastos médicos, sino que también influyen positivamente sobre la familia y más aún cuando esta se involucra en las secciones con el paciente, siempre que sea permitido.
Una vez descartada la presencia de una posible enfermedad que origina los síntomas físicos que afectan la salud del paciente y confirmado que el mismo padece de un trastorno somatomorfo, es imprescindible que se acuda a profesionales de la salud que puedan brindar ayuda al paciente, como puedan ser los profesionales de la psicología. Estos profesionales cuentan con conocimientos necesarios para realizar un abordaje al paciente que le permita lograr una mejoría de los síntomas que están perjudicando el desarrollo de sus actividades diarias.