El Trastorno del Espectro Autista (TEA) es un término que abarca una variedad de condiciones del neurodesarrollo que afectan a la configuración del sistema nervioso y al funcionamiento cerebral. Acompaña a la persona a lo largo de su vida y afecta, fundamentalmente al funcionamiento personal, la comunicación e interacción social, y la flexibilidad del comportamiento y del pensamiento.
A lo largo de los años, han surgido numerosos mitos y conceptos erróneos en torno al TEA, lo que a menudo contribuye a malentendidos y estigmatización. Es fundamental desafiar y desmitificar estos conceptos para fomentar una comprensión precisa y empática del TEA.
El TEA es una enfermedad
Son un trastorno de origen neurobiológico relacionados con el desarrollo del sistema nervioso. No son una enfermedad que se contagie o que pueda contraerse en un momento determinado de la vida. Por tanto, una persona con TEA no está enferma, sino que presenta una discapacidad que le acompañará durante todas las etapas de su vida.
El TEA es una enfermedad que se puede curar
El TEA no es una enfermedad que se pueda curar con un tratamiento médico o una intervención única. En cambio, el enfoque se centra en proporcionar intervenciones y apoyos que ayuden a las personas con TEA a desarrollar habilidades y maximizar su calidad de vida.
La falta de cariño de los progenitores puede provocar autismo.
Aunque aún no es posible determinar una causa única que explique la aparición de los TEA, sí está claro que está relacionada con el desarrollo neurobiológico y que tiene una fuerte implicación genética. Por tanto, no puede relacionarse el origen del trastorno con problemas relacionados con vínculos afectivos en los primeros años de vida.
Las personas con TEA quieren estar aislados.
Esto no es cierto. Las personas con TEA tienen interés en relacionarse con su entorno, pero tiene dificultades en manejar y comprender como hacerlo. Algunos son muy sensibles a estímulos como el sonido, la luz, a que les toquen, por lo que no se sienten cómodos ante algunas situaciones, pero pueden aprender a manejarse con apoyos y ajustes necesarios, con profesionales especializados.
Las personas con TEA no se comunican.
Todas las personas con TEA se comunican, pero no todas lo hacen de la misma manera. Además, puede que no empleen el lenguaje verbal, sino otras formas de comunicación para las que precisan apoyos y recursos, como Sistemas Alternativos o Aumentativos de Comunicación.
Todas las personas con TEA son genios en ciertas áreas o tienen discapacidad intelectual
A las personas con TEA se les ha asociado con discapacidad intelectual o con habilidades extraordinarias, y aunque algunos si que presenten estas condiciones, otros muchos no. Pueden mostrar capacidades y habilidades fuera de lo común que están relacionadas en cómo funciona su cerebro o en los intereses específicos que tenga la persona. Algunas personas con TEA pueden presentar discapacidad intelectual asociada, mientras otras pueden mostrar capacidades esperadas para su edad o incluso por encima de lo esperado. El TEA es un espectro, lo que significa que las experiencias y habilidades varían ampliamente entre los individuos.
Las personas con TEA no tienen empatía.
Aunque las personas con TEA pueden tener dificultades para comprender las señales sociales y expresar empatía de manera convencional, esto no significa que carezcan de emociones o empatía. De hecho, muchas personas con TEA experimentan emociones profundas y se preocupan por los demás, pero pueden tener dificultades para expresar estas emociones de la manera en la que lo hacen otras personas.
El TEA es causado por algunas vacunas.
Numerosos estudios han demostrado de manera concluyente que no hay relación entre estas vacunas y el TEA. La idea de que las vacunas causan TEA es un mito desacreditado que ha sido ampliamente refutado por la comunidad científica.
Las personas con TEA no pueden llevar una vida independiente.
Con el apoyo adecuado y las oportunidades adecuadas, muchas personas con TEA pueden llevar vidas independientes. Es importante reconocer las fortalezas y habilidades únicas de cada individuo con TEA y brindarles el apoyo necesario para alcanzar su máximo potencial.
Las personas con TEA son agresivas.
Las personas con TEA no son agresivas. En ocasiones experimentan niveles elevados de estrés y ansiedad relacionados con las dificultades para manejarse en ciertos entornos complejos e imprevisibles, que pueden manifestarse como conductas inadecuadas o no deseadas. La aparición de tales conductas suele deberse a la falta de accesibilidad y adaptación por parte del entorno, situaciones que pueden afrontarse con los ajustes y apoyos necesarios.
Desmitificar el Trastorno del Espectro Autista, es fundamental para promover una mayor comprensión y aceptación de las personas con TEA en la sociedad. Al desafiar estos mitos y conceptos erróneos, podemos fomentar una cultura de inclusión y apoyo que permita a las personas con TEA alcanzar su máximo potencial y contribuir de manera significativa a sus comunidades. Como psicólogos, es nuestro deber educar y abogar por una perspectiva más precisa y respetuosa del TEA.