En la era de la información, mantenerse al día parece una necesidad casi inevitable. Las noticias fluyen en tiempo real y las redes sociales nos mantienen constantemente conectados. Sin embargo, esta disponibilidad de información tiene un lado oscuro: el fenómeno de la sobreinformación o infoxicación. Este exceso de información puede ser particularmente perjudicial para la salud mental, un aspecto que se ha hecho evidente en situaciones de crisis, como la reciente DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) que ha afectado a Valencia y otras regiones de España.
En cuestión de horas, estos eventos se replican en medios de comunicación y redes sociales, multiplicando la exposición de los ciudadanos al contenido sobre el desastre. En un primer momento, la rápida difusión puede ser útil para la seguridad pública, proporcionando información vital sobre rutas de evacuación o refugios disponibles. Pero conforme pasan los días, acceso constante a actualizaciones y a imágenes impactantes puede crear un ambiente de ansiedad y estrés prolongado. Así, lo que empezó como información útil se convierte en una fuente de preocupación que afecta la salud mental de quienes viven en el área y también de aquellos que consumen las noticias a nivel nacional o incluso internacional.
Estudios sobre la salud mental han demostrado que este tipo de sobreexposición puede resultar en problemas como ansiedad, estrés crónico o sensación de impotencia y desesperanza.
PAPEL DE LAS REDES SOCIALES
Las redes sociales tienen un rol determinante en este fenómeno, la cantidad de información que aportan puede ser más abrumador que el de los medios tradicionales. En redes como Twitter, Instagram o TikTok, los usuarios comparten fotos, videos y relatos personales de la DANA, ampliando el alcance del desastre y multiplicando la cantidad de contenido al que estamos expuestos. Aunque muchas veces las intenciones de los usuarios son positivas, el exceso de contenido visual puede agravar el impacto en nuestra salud mental.
¿CÓMO MITIGAR EL EFECTO DE LA SOBRECARGA INFORMATIVA?
Dado el impacto de la sobreinformación en la salud mental, es esencial aprender a gestionar nuestro consumo de información, sobre todo en contextos de emergencia o desastre natural. Aquí algunos consejos prácticos para reducir el impacto de la infoxicación:
1. Establece límites de tiempo: limitar el tiempo que pasamos consumiendo noticias es fundamental. Establecer horarios específicos para informarse puede ayudarnos a no caer en el hábito de estar constantemente revisando actualizaciones.
2. Prioriza fuentes confiables: seleccionar dos o tres fuentes confiables y limitarse a ellas es una buena práctica para reducir el volumen de información que recibimos. Las redes sociales, por su naturaleza de repetición y carga emocional, pueden quedar fuera de este filtro.
3. Evita el consumo de imágenes visuales excesivas: Las fotos y videos de desastres pueden tener un impacto psicológico significativo. Si te resulta difícil procesar estos contenidos, intenta informarte mediante fuentes escritas en lugar de visuales.
4. Haz pausas de desconexión digital: Es beneficioso tomarse pausas de desconexión de internet y las redes sociales, especialmente cuando la información empieza a resultar abrumadora.
CONCLUSIONES
La DANA que ha golpeado a Valencia es un recordatorio de los desafíos que plantea la era digital. La información en tiempo real tiene beneficios innegables, pero cuando nos enfrentamos a situaciones de crisis, aprender a gestionar nuestro consumo de noticias y redes sociales es clave para proteger nuestra salud mental. El equilibrio entre mantenerse informado y cuidar de nuestra estabilidad emocional se vuelve indispensable en estos tiempos de constante conexión.
Aprender a desconectar y gestionar nuestro consumo informativo es un paso importante para mantener una mente sana en medio de situaciones de alta tensión.